Euristeo, esta vez, me había mandado capturar a la cierva de Cirenea, pero yo tenía un problema, que no me atrevía. No podía matarla ni derramar una mísera gota de sangre. Ella era muy veloz, tenía la cornamenta y pezuñas de oro. Llevaba las noches sin dormir intentndolo durante días y noche. Una de las veces tuve una oportunidad y la iba aprovechar.Además, como dicen, el tren solo pasa una vez. Así que la capturé tirándole una flecha mientras bebía agua, pero por suerte no cayó ni una gota.La llevé y así completé mi tercer trabajo.
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